Sobre luchas, conflictos e identidad docente
Una de las primeras cuestiones que encontramos cuando ejercemos la profesión docente es afiliarnos o no al sindicato. ¿Por qué nos afiliamos a los sindicatos? Porque el Estado no ofrece las condiciones, porque las provincias tampoco, porque los municipios tampoco, porque la administración universitaria tampoco.
Siendo así: ¿Los sindicatos ofrecen las condiciones de lucha ante la ausencia del estado, de las provincias, de los municipios, de la universidad? ¿O luchan bajo intereses?
Todo sindicato es fundamentalmente político y como tal es desde esa perspectiva que debemos analizarlo. Todo sindicato es permeado por el conflicto desde el momento que se constituye por sujetos y sujetos con intereses e individualidades propias. En este sentido, Márcia Ondina Viera Ferreira (2007) es muy acertado al analizar la sindicalización de los docentes partiendo desde el análisis de la identidad docente. Estamos o no afiliados a determinados sindicatos, en primer lugar, porque nos identificamos desde la subjetividad. Compartimos ideas, posiciones, y hasta podemos decir que intereses. Esto no debe confundirse con los conflictos docentes que nacen desde diversos factores sociales, económicos y políticos.
Es importante remarcar que en todo conflictos siempre hay: una representación con más poder y por lo tanto, es desde ese punto que nacen las pugna por intereses.
Y es allí donde nace otra pregunta: ¿están organizados los sindicatos? Mi respuesta es que no, partiendo del principio que la propia categoría docente no es organizada, en una categoría con tanta vanidad, lo que prima no es la organización y sí, nuevamente, los intereses. Claro está que esto no es una generalización y sí una muestra de apenas una parcela de la categoría, pero que generalmente y lamentablemente es la que se muestra. Y en este juego siempre hay posiciones de víctima y victimarios.
En Argentina, según datos publicados en el libro “Conflictividad laboral docente”, desde 2006 hasta 2012, los gremios de los docentes fueron los que más hicieron huelgas. Me atrevo a decir que muchos de ellos surgen porque el Estado no ha sido capaz de dar respuestas concretas a problemas concretos, si bien es cierto además que se ha invertido en educación, principalmente en los últimos años, aún quedan muchas respuestas por responder.
Pablo Gentili, en Reforma Educativa y Lucha Docente en América Latina (2004) apunta otros datos interesantes: en la mayoría de los conflictos docentes el antagonista es el Estado, y llama la atención la ausencia de conflictos teniendo como antagonista el sector privado. Tal vez porque son menos organizados, tal vez porque son menos combativos. De cualquier forma, es un punto de inflexión interesante.
Argentina y Brasil aparecen como dos países en los cuales la protesta docente tiene mucho peso. Si bien es verdad, también es verdad que se avanzó muy poco, por ejemplo, en las reformar curriculares sobre la formación docente.
Casi todos o todos los conflictos son movidos por actores sindicales, pocos son los conflictos que se resuelven sin desgaste del profesor y del estudiante. Concuerdo plenamente con la frase: “Un docente luchando también está enseñando”. Sin embargo, también tengo que concordar que para que esa frase tenga sentido la lucha debe ser colectiva. Y sobre identidade colectiva, los gremios docentes aún tienen um camino por recorrer.
Imagen: http://41.media.tumblr.com/tumblr_ma7ipvfioq1r1yu5fo1_1280.jpg [Fecha de consulta 06 de octubre de 205]
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