El Debate Educacional en el Chile actual: ¿Embates a la educación de Pinochet? – Felipe Zurita Garrido

El Debate Educacional en el Chile actual: ¿Embates a la educación de Pinochet?

Felipe Zurita Garrido

Durante los últimos 40 años el sistema educacional de Chile ha sufrido una serie de transformaciones profundas que lo han llevado a convertirse en uno de los más radicalmente mercantilizados del planeta en el presente. Ha sido transformando de tal manera que hoy es un reflejo irreconocible del que alguna vez fue un sistema educacional de temprana fundación, sostenido preferentemente por el Estado, que desde la década del 60´ vivía un interesante proceso de expansión y democratización crecientes. Sobre las cenizas vivas de aquel sistema educacional se comenzó a edificar uno nuevo, a partir de una serie de políticas públicas educacionales creadas por la Dictadura Militar (1973-1990) en asociación a grupos académicos y empresariales ligados a la derecha política. A través de estas políticas públicas se construyeron los grandes pilares de este nuevo sistema educacional, a saber: a) redefinición de la responsabilidad del Estado con respecto a la Educación a un lugar secundario, puesto que sería definido constitucionalmente el derecho/deber de los padres a educar a sus hijos, mientras que al Estado le correspondería la responsabilidad de proteger ese derecho. En este esquema, además, se realza la Libertad de Enseñanza como derecho, la que es conceptualizada fundamentalmente como libertad de empresa educacional; b) Municipalización de la Educación Pública e incentivo a la creación de Establecimientos Educacionales por parte de la iniciativa privada; c) financiamiento estatal de los Establecimientos Educacionales (Municipales y Privados) a través de vouchers a ser utilizados por los estudiantes/familias en una institución de su preferencia; d) desmembramiento de las Universidades Públicas/Estatales y privatización de la Educación Superior (Assaél et al).[1]

Un aspecto interesante de esta trama es que posteriormente los Gobiernos de la Transición Democrática (1990-2010) liderados por la alianza de centro-izquierda llamada Concertación de Partidos por la Democracia, que agrupó a opositores a la Dictadura Militar, no afectó en nada relevante a estos cuatro grandes pilares del sistema educacional, es más, todo lo que hizo de importante fue profundizar/legitimar/sofistificar el modelo, bajo una retórica frágil vestida con discursos sobre la democracia, la formación ciudadana, el constructivismo, la inclusión, la calidad, la modernización, la superación de la pobreza, la globalización, entre otros, en relación a lo educacional. No obstante lo anterior, a pesar de que la Dictadura Militar haya hecho de partera de este sistema educacional, como así también los Gobiernos de centro-izquierda hayan jugado el papel de su protectora, ha sido el Movimiento Estudiantil el actor colectivo que ha venido criticando desde sus bases a esta monstruosa criatura. Primero, en el año 2006 se desarrollo la llamada “Revolución Pingüina” donde estudiantes, mayoritariamente de educación secundaría, desarrollaron una estrategia de alcance nacional de organización y acción política a través de paros, “tomas” de Establecimientos Educacionales, marchas, entre otras. Las demandas de este movimiento apuntaban a cuestiones estructurales, como la derogación de la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza y la desmunicipalización de los Establecimientos Educacionales Públicos, y a otras no estructurales como la exigencia de la gratuidad del transporte público para estudiantes, la gratuidad de la Prueba de Selección Universitaria (PSU), la reformulación de la Jornada Escolar Completa, entre otras. Llamó la atención la masividad de la movilización, su fuerza, creatividad y amplio apoyo ciudadano que alcanzó este movimiento, el que finalmente no alcanzó sus objetivos mayores y quedó subsumido bajo las estrategias de cooptación del Gobierno de Michelle Bachelet[2], quien convocó a una amplia mesa de trabajo[3] integrada por múltiples actores educacionales que terminaron eclipsando el fondo de las demandas estudiantiles y dieron paso al “Acuerdo por la Calidad de la Educación” (2007) establecido entre el Gobierno y la oposición, donde se acordó transformar todo, para que nada importante fuese cambiado.

Posteriormente, en el año 2011 y hasta el presente, nuevamente el Movimiento Estudiantil, liderado por dirigentes estudiantiles universitarios y de educación secundaria, volvió a poner sobre la mesa la discusión en torno al tipo de educación que se tiene en Chile. Nuevamente de forma colaborativa y organizada a lo largo del país, este movimiento fue capaz de hacer visible sus demandas a través de una amplia gama de actividades de carácter política y cultural, como así también fue capaz de sensibilizar y captar el apoyo de parte mayoritaria de la población con respecto a sus demandas. Estas demandas se dirigen de forma frontal contra el sistema educacional vigente, en tanto perseguían: a) en términos globales, la asunción de la educación como un derecho social bajo responsabilidad del Estado, lo que implicaría la gratuidad en todos los niveles educacionales y el fin de la posibilidad de lucrar con fondos públicos a las diferentes instituciones educacionales; b) en Educación Superior se demanda la necesidad ampliar las oportunidades de acceso y mantenimiento de los estudiantes en el sistema, democratizar el funcionamiento interno de las Instituciones de Educación Superior, dar un financiamiento adecuado a las Universidades Estatales, entre otras; c) en la Educación Básica y Secundaria desmunicipalizar la educación, que el Estado se haga cargo de entregar una educación pública-laica-gratuita-de calidad a la población, ampliar la participación de la gestión de la escuela a la comunidad, entre otras.[4]

¿Qué ha alcanzado este Movimiento Estudiantil hasta ahora? La verdad es que no mucho en lo legislativo: el Gobierno de Sebastián Piñera[5] demostró seguir al pie de la letra la lógica del pacto de la transición democrática establecido entre la derecha y la centro-izquierda que se suceden en la dirección del Gobierno, o sea, el mantenimiento de lo estructural creado por la Dictadura Militar en tanto dicho modelo segura niveles de acumulación material y hegemonía política amplios y relativamente tranquilos a grupos empresariales e ideológicos transversales a la clase política profesional. De hecho, lo que se ha logrado hasta ahora no es más que el aumento de becas estudiantiles para la Educación Superior, un aumento tímido del gasto público en educación, la transferencia de los onerosos créditos universitarios[6] desde la gestión/otorgamiento por parte de la banca hacía el Estado, entre otros. Más allá de este resultado que puede parecer insuficiente, el Movimiento Estudiantil ha alcanzado un éxito notable, este es el reposicionamiento de la capacidad de crítica del presente (y por extensión del pasado/reciente) por parte de la sociedad chilena, que se ha atrevido, después de décadas de exilio de la acción/reflexión política, a pensar y re/pensar la legitimidad y conveniencia social (no solo macroeconómica) de su organización, a tomar posición abierta y conflictiva con respecto al orden hegemónico. En pocas palabras, el Movimiento Estudiantil ha sido capaz de convencer e incluir a las grandes mayorías tras sus argumentos y propuestas, que apuntan a una reconfiguración de lo educativo que se enmarcaría en un abandono de la lógica del mercado y en un reencuentro con la lógica de un Estado responsable/acogedor con respecto al derecho de educarse de su ciudadanía.

Este logro del Movimiento Educacional se ve reflejado en dos situaciones paradojales: a) la elección en cargos públicos de algunos de sus líderes más visibles[7]; b) la incorporación de sus demandas en el Programa de Gobierno[8] de la recientemente reelecta Presidenta Michelle Bachelet.[9] Sobre este último punto, es interesante como Michele Bachelet y el bloque de partidos de centro-izquierda que la apoya (ahora autodefinidos como Nueva Mayoría) tuvo la agudeza política de incorporar demandas del Movimiento Estudiantil que alcanzaron niveles notables de popularidad y aceptación social. La gratuidad de la Educación Universitaria, la redefinición de la Educación como un derecho social, la desmunicipalización de la Educación Pública Escolar, el fin al lucro en todos los niveles educacionales, el fortalecimiento de las Universidades Estatales, entre otros aparecen en su programa y se han hecho parte central de los discursos de los personeros políticos del nuevo Gobierno. Esta apropiación de las demandas del Movimiento Estudiantil por parte del Gobierno han encendido las señales de alarma de todos los actores vinculados directa o indirectamente a la educación en Chile. Es posible señalar que los diferentes actores vinculados a lo educativo están de una u otra manera movilizados a partir de la incorporación en el discurso/acción gubernamental de las demandas del Movimiento Estudiantil. Este estado de movilización muestra a los actores participando de un debate múltiple, donde es posible observar la conformación de un coro que entona diferentes melodías al mismo tiempo, cada uno son sus notas y relieves particulares: el Profesorado (visible a través del Colegio de Profesores) apoya el fortalecimiento de la Educación Pública y levantan la preocupación en torno a la definición de su condición laboral en un contexto de transformaciones de fondo; los Rectores de las Universidades Estatales[10] ven con buenos ojos el reconocimiento por parte del Estado de una relación preferencial con sus instituciones; los Alcaldes se preguntan cómo será la transferencia de los establecimientos educacionales municipales al Estado; la asociación gremial que reúne a los Colegios Particulares Subvencionados y Pagados de Chile (CONACEP)[11] se interrogan sobre el futuro de sus inversiones y su posibilidad de existencia en el futuro; las Universidades Privadas, tanto aquellas Tradicionales como así también algunas Privadas/Privadas, defienden la necesidad de que se les reconozca su aporte al desarrollo del país como así también la continuidad del aporte estatal a su giro; la Iglesia Católica muestra su preocupación por el avance de un discurso estatista que pondría en peligro la libertad de enseñanza y la diversidad de proyectos educacionales; algunos Centros de Investigación Neoliberales (fundamentalmente Libertad y Desarrollo y Centro de Estudios Públicos) despliegan todo tipo de estrategias con miras a defender/justificar la existencia del lucro y la iniciativa privada en el sistema educacional, la prensa conservadora valóricamente y liberal económicamente (resaltando el diario El Mercurio) cuestiona la irresponsabilidad del Gobierno y la izquierda política por poner en juego el sistema en general al cuestionar las bases que han sostenido a la sociedad chilena en estas últimas décadas, intelectuales de diferentes credos políticos y religiosos que coinciden en trabajar por la defensa/justificación del modelo educacional neoliberal (tales como Harald Beyer, José Joaquín Brunner, Mariana Aylwin, Patricia Matte, Cristián Cox, entre otros) despliegan su arsenal técnico/científico de cuestionamiento al avance del Estado en materia educacional acusándolo de derribar un modelo que es ejemplo en la región latinoamericana y que iría en la corriente que seguiría el mundo desarrollado, entre muchos otros actores y posiciones más.

En el caso del Movimiento Estudiantil hasta ahora han tomado distancia del Gobierno de Michelle Bachelet, debido a que legítimamente se preguntan lo siguiente: ¿Por qué este bloque político cambiaría ahora de forma brutal un sistema educacional que ya tuvieron la oportunidad de transformarlo en el pasado? ¿Por qué la centro-izquierda en el Gobierno, tan fuertemente comprometida con la tenencia y protección de la propiedad privada del sistema educacional en diferentes niveles, estaría dispuesta a transformar un estado de cosas que beneficia a muchos de los suyos en el presente? ¿Por qué esta centro-izquierda, que en el pasado ha prometido hacer de Chile un país más equitativo y democrático y que no estuvo a la altura de las promesas asumidas, hoy actuaría de una manera diferente? ¿Por qué confiar hoy? Como en el pasado, tantas veces esta misma centro-izquierda falló, mintió y trabajó para mantener las cosas tal y como las dejó la Dictadura Militar, e incluso peor en algunos casos, el Movimiento Estudiantil ha asumido una distancia crítica, con miras a reunir nuevamente fuerzas y acompañar este proceso para que lo que se haga finalmente sea coherente con aquello que dicho movimiento ha venido promoviendo con el apoyo de la parte mayoritaria de la población chilena. ¿Será esta la oportunidad en que el legado de la educación de Pinochet caiga? Sólo el avance del tiempo nos dirá. En lo que respecta a los estudiantes, es claro que no se limitarán a ser espectadores de este proceso, de hecho, ya tienen marcada una marcha por el centro de Santiago y de las principales ciudades del país para el día jueves 24 de Abril.

10 de Abril de 2014. Belo Horizonte.


[1] ASSAÉL, J., CORNEJO, R., GONZÁLEZ, J., REDONDO, J., SÁNCHEZ, R. & SOBARZO, M. La Empresa Educativa Chilena. Educação & Sociedade, v. 32, n. 115, p. 305-322, 2011.

[2] Primer Gobierno de Michelle Bachelet (11/03/2006-11/03/2010).

[3] Consejo Asesor Presidencial para la Calidad de la Educación (2006). Disponible en:http://www.archivomichellebachelet.cl/upload//99872/texto/PR_CAPCE_INFF_1.pdf

[4] Entre otros documentos que presentan y explican las demandas del Movimiento Estudiantil se puede señalar como los más representativos a los siguientes:

a) Asamblea Coordinadora de Estudiantes Secundarios. “Propuesta Para la Educación que Queremos” (12.2011). Disponible en: http://www.opech.cl/comunicaciones/2012/05/aces_final.pdf

b) Coordinadora Nacional de Estudiantes Secundarios. “Compendio de Demandas y Propuestas Estudiantiles” (20.08.2012). Disponible en: http://www.elciudadano.cl/wp-content/uploads/2012/08/propuesta-cones.pdf

c) Confederación de Estudiantes de Chile. “Demandas por una Nueva Educación” (04.09.2013). Disponible en:http://www.emol.com/documentos/archivos/2013/09/05/20130905105317.pdf

[5] Gobierno de Sebastián Piñera (11/03/2010-11/03/2014).

[6] Crédito con Aval del Estado (CAE).

[7] En las últimas elecciones parlamentarias desarrolladas en Chile el año 2013 fueron elegidos Diputados de la República los siguientes ex dirigentes estudiantiles: Camila Vallejo, ex Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) entre los años 2010 y 2011, Giorgo Jackson, ex Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile (FEUC) entre los años 2010 y 2011; Gabriel Boric, ex Presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) entre los años 2011 y 2012. Estos tres ex dirigentes estudiantiles están vinculados políticamente al amplio abanico de la izquierda chilena, tanto a partidos políticos tradicionales, como el caso de Camila Vallejo en el Partido Comunista de Chile, como así también a movimientos políticos independientes como Revolución Democrática en el caso de Giorgo Jackson e Izquierda Autónoma en el caso de Gabriel Boric.

[8] Disponible en: http://michellebachelet.cl/programa/

[9] Segundo Gobierno de Michelle Bachelet (11/03/2014-11/03/2018).

[10] Agrupados en El Consorcio de Universidades Del Estado de Chile. http://www.uestatales.cl/

[11] Colegios Particulares de Chile, A.G (CONACEP). http://www.conacep.cl/

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