Ayotzinapa, México: Crimen de Estado y encubrimiento de la élite política – René Esquiviel

Ayotzinapa, México: Crimen de Estado y encubrimiento de la élite política

René Medina Esquiviel

Este 26 de septiembre de 2015 se cumplió un año de los hechos que derivaron en el asesinato de 43 estudiantes de la normal rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa. Los niveles de gobierno federal, estatal y municipal se han coludido durante este tiempo en una red de desinformación, mentiras y falsas promesas con el fin de minimizar las dimensiones del delito y eludir sus respectivas responsabilidades. A pesar de los esfuerzos gubernamentales por encubrir este crimen, Ayotzinapa ha generado una explosión de movimientos y manifestaciones ciudadanas en México y por todo el mundo, y se ha convertido internacionalmente en un ícono de la impunidad, el autoritarismo y la indolencia del gobierno mexicano.

Los estudiantes desaparecidos y asesinados eran alumnos de la escuela normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, localidad ubicada en la zona central del estado de Guerrero (ver mapa). A pesar de que esta zona se ubica en el trayecto entre la Ciudad de México y el afamado puerto de Acapulco, la pobreza de sus habitantes contrasta con la opulencia de los grandes desarrollos turísticos, financieros y habitacionales que circundan esta ruta. Como ocurre en muchas regiones de México, grandes zonas del estado de Guerrero son controladas por organizaciones criminales al grado de controlar algunos gobiernos municipales. La mayoría de los habitantes de estas zonas viven en situación de pobreza o pobreza extrema, de tal forma que los jóvenes tienen limitadas opciones laborales a no ser trabajando para el crimen organizado o emigrando a los Estados Unidos. La normal rural de Ayotzinapa constituye una de las pocas alternativas para que los y las jóvenes estudien una profesión que les ofrezca mejores horizontes laborales. Sin embargo, desde hace décadas, el gobierno mexicano se ha esforzado en desaparecer estas escuelas ya que han sido también semillero de luchadores sociales que obstaculizan los intereses de grupos de poder locales y nacionales.

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El 26 de septiembre de 2014 los estudiantes de la normal de Ayotzinapa se trasladaron a la ciudad de Iguala (ver mapa) para llevar a cabo una manifestación. Sin embargo, aparentemente la policía municipal de Iguala atacó a los estudiantes con armas de fuego y detuvo a 43 de ellos, quienes quedaron en calidad de desaparecidos. De inmediato, los tres órdenes de gobierno se esforzaron por minimizar el asunto y dejarlo en el olvido, pero el gobierno federal se vio obligado a iniciar una investigación a causa de la proliferación de manifestaciones y del surgimiento de un vigoroso movimiento social que adquirió dimensiones internacionales. El 27 de enero de 2015, el procurador general de la República emitió una versión de lo ocurrido con los estudiantes a la cual llamó la “verdad histórica”. Según ésta, los estudiantes fueron ejecutados por el grupo criminal Guerreros Unidos, fueron incinerados en un basurero de la localidad de Cocula (ver mapa) y sus restos fueron arrojados al rio San Juan. Sin embargo, tanto los padres de los desaparecidos como diversas organizaciones (la Comisión Interamericana de Derechos Humanos entre ellas) han señalado las profundas inconsistencias de la versión oficial. Nadie ha explicado satisfactoriamente la participación del Ejército Mexicano y la Policía Federal en los hechos; los restos encontrados fueron reducidos hasta cenizas, lo que sólo es posible en un horno crematorio y no mediante una incineración improvisada en un tiradero de basura; la investigación está llena de profundas inconsistencias, contradicciones y omisiones; el alcalde de Iguala no ha recibido castigo por los hechos a pesar de sus vínculos con el crimen organizado y de su responsabilidad en la desaparición de los estudiantes. Estas y muchas otras interrogantes continúan sin respuesta.

A un año de la masacre sin sentido de 43 estudiantes de la normal rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, la única certeza es la falta de voluntad del Estado para esclarecer y castigar el atroz delito. Los hechos evidencian una obscena complicidad de la élite política mexicana. Los distintos partidos políticos y los tres niveles de gobierno se encubren entre sí esperando que finalmente el olvido termine por acallar las voces y adormecer las consciencias. Desde México llamamos a nuestros hermanos brasileños a unirse al reclamo: ¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

Para saber más:

Las manifestaciones a un año de la massacre: http://www.proceso.com.mx/?p=416562

La versión oficial del gobierno federal: http://www.jornada.unam.mx/2015/01/28/politica/002n1pol

Las investigaciones y la postura del gobierno un año después: http://aristeguinoticias.com/tag/ayotzinapa/

Una perspectiva histórica “Normales rurales: Historia mínima del olvido” de Alicia Civera Cerecedo: http://www.nexos.com.mx/?p=24304

Acerca de las normales rurales mexicanas: http://www.forbes.com.mx/la-historia-no-contada-de-ayotzinapa-y-las-normales-rurales/

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