Las voces que no callan

Jorgelina Ivana Tallei

Brasil. Brasília. Domingo 17 de abril. Votación de impecheament. La voz, la voz plural no entra en el diccionario de aquellos que quieren el fin de la democracia. Más de 54,5 millones de ciudadanos y ciudadanas ya decidieron en las urnas. Juego voraz de intereses oscuros en un escenario preparado para dar fin a la definición de la democracia. Construcción de muros, establecer fronteras, (des) integrar, callar las voces, amenazar con la deportación a los extranjeros que se manifiesten con opiniones contrarias al juego de turno es el panorama de un Brasil dividido.

Escenario desconcertante para un Brasil diverso pintado de todos los colores que conquistó en las últimas décadas su lugar en América Latina. De norte a sur, un país dividido. El pueblo: el gran ausente de la jornada. En la tribuna, muchos y muchas, diputados y diputadas, ensayando el papel para el espectador que miraba consternado desde el otro lado de la pantalla. La pantalla de muchas emisoras que se dispusieron a transmitir el show de circo más patético de la historia. Hubo gritos, silbidos, elogio a torturadores, gritos de bajo escalón, escupitajos [dígase de paso: merecidos] dedicatorias absurdas y defensas de puro coraje. Presentes: el machismo y la intolerancia. Ausentes: el verdadero sentido de la democracia, el argumento por el cual se estaba juzgando el mérito de la presidenta. A estas alturas la palabra Dios pronunciada en vano ya se había escuchado innumerables veces. En el banquillo: el Diablo asiste la partida, sonriendo viendo a sus borregos seguir sus mandatos. Asistimos desde todos los rincones a un espectáculo cargado de hipocresía e ideologías retrogradas, digno de una película de Hollywood. Los diputados y diputadas ya habrán ensayado la dedicatoria al Oscar para cuando les toque levantar la estatuilla. La película: El golpe. Del otro lado: una mujer de coraje que enfrenta todos los días a los hombres blancos con el cuchillo en mano.

Al finalizar la función los aprendizajes: es necesario hoy más que nunca, debatir cuestiones tan importantes como género, sexualidad, democracia, igualdad, en todos los ámbitos. La lucha recién comienza y será imposible callar las voces. Es urgente iniciarla por el respeto a todos aquellos que en las urnas le dijeron SÍ a la democracia.

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