Testimonios en la profesión docente: tejiendo caminos – exclusivo

Jorgelina Tallei

Hasta el cursado de la materia en el Doctorado Latinoamericano, en la FAE, con el profesor Julio Diniz Pereira, confieso en mi ignorancia que conocía poco sobre las narrativas de vida como método de investigación. Confieso también que luego de analizar, comentarlas, debatirlas, leerlas, solo quiero trabajar con narrativas de vida. En primer lugar, porque considero que muchos no conocen las realidades de los profesores y profesoras. Frases del tipo: “mas você só da aula?”, “e quando acaba a aula faz o que”, “você está cansada? mas só da aulas”, etc, son cotidianas incluso en el propio ambiente educativo.

Conocemos poco de como muchas profesoras y profesores llegan a hasta la escuela, universidad, instituto, y valorizamos aún menos de lo que conocemos. Cada historia tiene memoria, cada historia forma parte de la profesión docente. Esa identidad social también moldea el cotidiano docente: jornadas en varias instituciones, trabajo de todo el día, acumulación de trabajo, trabajo para casa, etc, repercuten en la vida de todo profesor y profesora.

En las universidades, ciertamente mis colegas van a concordar que al rellenar nuestro plan anual de trabajo (40 horas para dedicación exclusiva) las 40 horas se transforman en más de 90 en los planos de la gran mayoría de docentes. A esto le sumamos, como dice Isabel Lelis, el poco tiempo para frecuentar a cursos, el poco tiempo para lectura, entre otras cosas. Las narrativas docentes también demuestran cómo pensamos la educación y cómo la construimos. Esas narrativas de vida son tejidas por varios hilos, nunca son lineares. El sociólogo brasileño, Bastide utiliza una metáfora para definir el método y la cual es muy pertinente: “como en un teatro la bailarina es aprisionada en los múltiples focos de luz que brotan de todos los rincones de la sala”. Los testimonios son focos de luces subjetivas que construyen la narrativa en la profesión docente.

Trabajo con una investigación cuyo tema es la interculturalidad y el bilingüismo en las zonas de fronteras, voy a las escuelas casi todas las semanas, o por lo menos estoy en contacto todas las semanas con profesoras y profesores de la enseñanza básica. Cada vez que trabajo con ellas y ellos pienso en esos múltiples focos de luz. En esos testimonios una de ellas hace poco me contó: “mis estudiantes me preguntan siempre por qué no hay lápices para todos los colores de piel”; ”yo nunca pude cruzar ninguna frontera”, entre muchos otros testimonios. Es a través de ellos que intentamos trazar perspectivas interculturales que nos permitan ponernos en el lugar del otro y reflexionar sobre la educación, a pesar de todo y con todos.

Estas historias, testimonios, pocas veces se conocen porque los maestros trabajan presionados todo el tiempo bajo diversas normas y ante un discurso institucional que los agobia. Esos testimonios acaban siendo opacados por la rutina diaria. ¿Por qué no recuperar al profesorado desde la subjetividad? ¿Por qué exigirles cada vez más normas? Los testimonios como métodos de investigación nos permiten colocarnos en el lugar del otro, no para juzgarlo, sino para poder mirarlo y construir el camino juntos.

Referências:

Bastide, R. 1983. A propósito da poesia como método sociológico. En: M. I. Pereira de Queiroz, (org.). Roger Bastide: sociologia. São Paulo: Ática, pp. 81- 87.

LELIS, I. Profissão docente: uma rede de histórias. Revista Brasileira de Educação, n. 17, maio/jun./jul./ago. 2001, p. 40-49.

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