La (in) definicíon de la especificidad de ser professor – exclusivo

Jorgelina Tallei 

La desprofesionalización docente está marcada por múltiples conflicto, entre los cuales citamos: desvalorización de la carrera, luchas por lograr una mayor autonomía en los espacios educativos, mejores condiciones de carrera, masificación de la escuela, entre muchos otros.

NOGUEIRA, Makeliny Oliveira Gomes, en su artículo “Caminhos da profissão e da profissionalização docente” (2004) destaca un párrafo del profesor Novoa (2006):

Nóvoa (2006) nos adverte, entre outras coisas, dos paradoxos atuais da profissão docente e dos desafios para o futuro e, entre eles, retoma a “identidade da profissão” fragilizada por essa falta de “organização como profissão”, já que, segundo ele, “continuamos a ser uma das profissões onde se colabora menos, do ponto de vista profissional (…) do ponto de vista do gesto profissional, do dia-a-dia profissional, da rotina, há um grande déficit de colaboração. E isso é fatal para a nossa organização como profissão”.

Considero importante porque creo que una de las mayores fragilidades de la profesionalización docente es ese punto. No somos una categoría organizada que trabaja en grupo y por el colectivo. Eso se acentúa más, desde mi punto de vista, en el ámbito universitario.

Este punto también nos conduce a pensar sobre la “precarización del trabajo docente” y el lugar que el docente ocupa en la sociedad. ¿De qué profesión estamos hablando cuando hablamos de magisterio? se interroga Enguita, Mariano Fernández (2001).

Una de las causas por las cuales surge la pregunta es a raíz de que en la actualidad son varias las Instituciones formadoras de profesor. Aunque la Universidad tiene el lugar privilegiado, es verdad que muchas otras instituciones (incluso privadas) surgieron para cumplir esta tarea. ¿Que es lo que identifica, entonces, el “ser docente? El campo de la especialización, del saber, aunque aquí también el término saber es discutible.

Mucho se dice y se dijo sobre la vocación docente, aunque cuestiono que este sea un punto para definir la identidad docente. Todas las profesiones en cierta medida comparten este punto, no es específico de la categoría. Además, me genera un malestar puesto que la vocación docente muchas veces se vio asociada al trabajo “por amor” del profesor, llevado a la desprofesionalización y desvalorización de la profesión. La palabra vocación indica inclinación hacia una carrera, no es específico a la carrera docente, aunque muchos así lo asocien.

Otro de los problemas que permea la profesión es la división entre los profesores de primaria y los de secundaria, como así también la división entre las diferentes áreas: humanas, exactas y entre las materias.

Y es sin dudas, las condiciones precarias y los bajos sueldos que desestabilizan a la (in) definición docente.

Actualmente, la formación del profesor es menos valorizada, recibiendo poco o ningún incentivo para realizar las formaciones, lo que también conlleva al desgaste del profesor y la perdida de valorización. Y, otro de los aspectos que actualmente los profesores sienten en las escuelas, producto de recortes sucesivos a la educación, es la mano de obra externa para contratación. Principalmente en la educación primaria no hay un incentivo de permanencia del profesorado, muchos acaban abandonando la carrera, la mayoría de ellas por los problemas que apunté anteriormente.

A su vez, hay un exceso de pedidos, por parte de la escuela, de la sociedad, del Estado y hay cada vez menos contrapartida. El docente tiene que estar preparado, el docente tiene que manejar todos los temas, el docente tiene que ir a todos los cursos.  ¿Y qué obtiene a cambio, el docente?

Nuevamente Novoa reflexiona: A quem é que temos que prestar contas de nosso trabalho?, ¿a la dirección, a los padres, al estado, a la sociedad?  En esa pregunta tan oportuna de Novoa, pocas veces veo la reflexión del profesor enfocada al estudiante. ¿A quién tenemos que dar cuenta de nuestro trabajo?  Puedo imaginar que apenas al estudiante, sin embargo, parece cada vez una larga pregunta sin una respuesta. La identidad docente pierde su sentido cuando deja de cuestionarse para y por el estudiante.

Una historieta publicada ya hace unos años parece (infelizmente) responder la pregunta:

http://perlbal.hi-pi.com/blog-images/730183/gd/131515326889/Charge-A-Educacao-ha-30-Anos-e-Atualmente.jpg [Fecha de consulta 19 de septiembre de 2015.]
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